jueves, 22 de noviembre de 2012

Lets get lost















































jueves, 15 de noviembre de 2012

The lovely strangers


La otra noche salí con mi hermano a la calle que queda cerca de mi casa, donde la gente joven e interesante se junta a relajarse, tomar alcohol, escuchar música, bailar y platicar... como adoro ese ambiente mientras tenga una buena compañía. Mi plan principal era ir a tomar fotos a la gente desconocida e interesante que encontrara. Gente con ropa diferente, que solo mirándolos pudieras determinar que tiene un corazón que late a su propio ritmo. 
Siempre me ha gustado tomar fotos a extraños en la calle, inclusive solo sentarme en un lugar lleno de gente a observar. Mi lugar favorito para hacer esto es un aeropuerto por supuesto, pero esto sería completamente otra historia para contar. Solo de pensar en esta idea me hace saltar y querer agarrar mi cámara e ir corriendo a un aeropuerto ocupado de gente.
Extrañamente esta vez me sentí avergonzada. Siempre tengo la iniciativa y completa confianza de acercarme a extraños a pedir si puedo tomarle una foto, o simplemente apuntar mi cámara desde lejos y sacar una foto en un momento común. Pero esta vez no me quería acercar, me daba una pena terrible pedirles q miraran hacia mi cámara para capturar sus ojos. Después de estar un tiempo en mi silla, platicando, mi hermano se decidió por pedirme un licor de naranja "de la casa" que costaba 10 pesos. Tremendo escalofrío el que sentí cuando lo tome, pero en verdad estaba delicioso para ser tan barato, o tal vez fue el alcohol.... 
Tras una cerveza, me levante decidida a preguntarle a la chica de la barra si le podía tomar una foto. Ella pensando que iba a ordenar algo me dio una gran sonrisa y pregunto; "¡¿yo?!" y sin explicarle nada más le dije que si. Con todavía una linda sonrisa en la cara me pregunto como debía posar y donde se debía colocar. Mi ser se lleno de alivio al ver que no se sentía molesta y se mostró extremadamente amable. Le pude tomar unas cuantas fotos, queriendo mostrar un poco de ella en la foto, un poco de su vida, de su trabajo ahí con los licores atrás y sus lentes interesantes. 
Después de eso mi cámara y yo agarramos confianza para hablar  y tomar fotos, encontrando a gente muy amable, mostrándose muy cómodos ante la cámara de un extraño. 
Hasta un chavo con mirada dura, cabello verde y ropa negra que iba caminando por la calle con cuatro cervezas en la mano, mirándome con el ceño fruncido. Al preguntarle si podía tomarle una foto, enseño de inmediato una suave sonrisa, levanto las cuatro cervezas a lo alto y se quedo quieto. 
Amo este lugar, amo a las personas de este lugar que al ser artistas y tener una mente diferente entienden lo que quiero sin siquiera preguntarme y se muestran tan amigables. Hay tanta gente tan interesante y diferente!. Solo con ver las personas te da una probada de quienes son, y la mayoría de las veces ni siquiera esa primera impresión es la correcta, pero me intriga ver como cada quién decide vestirse, donde decide estar, como decide actuar, cada quien siendo él mismo, experimentando la gran aventura de ser joven, de ser adulto, de ser quien decida ser, aunque siempre aya las excepciones. ¿O tal vez serán los pensamientos cansados lo que esté escribiendo?. 





















Aunque ya lleve mucho tiempo tomando fotos, no se porque siento como si este fuera el comienzo. Tal vez mi comienzo de mi cámara y yo hacia el mundo y no tanto algo que me guarde solo para mi. Me gusta pensar eso... este es mi comienzo de mi fotografía hacia el mundo. Haciendo un impacto en el mundo de la manera en la que yo lo quiero y decido hacer, la cual es más discreta.